¿Para qué sirve la antrozoología?

Autora: Paula Calvo

En casi la mitad de los hogares españoles hay algún animal de compañía y, además, en 2021 se estimó que el número de animales de compañía duplicaba al número de niños en España (según datos del INE, Instituto Nacional de Estadística, y del REIAC, Red Española de Identificación de Animales de Compañía). Por ello, siendo los animales de compañía miembros esenciales de nuestra sociedad, y es aquí donde la antrozoología pude aplicarse por el bienestar de todos.
La antrozoología es la ciencia que estudia las interacciones y el vínculo entre los seres humanos y el resto de los animales. Pese a que esta ciencia cuenta con menos de cuarenta años de evolución, las interacciones con los otros animales forman parte de la esencia humana desde sus inicios, como ponen de relieve las pinturas rupestres. En la actualidad los animales no humanos participan ampliamente de la dinámica cotidiana de las poblaciones humanas.
Y aquellos animales con los que tenemos un mayor grado de integración y vinculación son los llamados animales de compañía, principalmente perros y gatos. Por tanto, la antrozoología conocer el abanico de relaciones que establecemos con ellos para prevenir las que acarrean consecuencias negativas y promover las que resulten beneficiosas para todos.
Una prioridad de la antrozoología es el estudio de las relaciones patológicas con otros animales, entre ellas el llamado síndrome de acumulación de animales, conocido popularmente como Síndrome de Noé. Aquella persona que padece esta enfermedad mental, reconocida internacionalmente desde 2013, acumula un gran número de animales, a los que
no atiende adecuadamente, y no reconoce las malas condiciones en que se encuentran. Este trastorno tiene graves implicaciones para el bienestar de todos los implicados (persona y sus animales), así como problemas de salud pública. Los animales suelen presentar parásitos, heridas y enfermedades diversas. Rescatar y atender esa gran cantidad de animales en mal estado de salud supone un reto para cualquier municipio donde se detecte un caso de
Síndrome de Noé. Desde la antrozoología se está trabajando para crear protocolos de detección precoz y de actuación eficaces ante los casos de síndrome de Noé (Nadal et al.,2020).
La antrozoología también se ocupa de estudiar la crueldad hacia otros animales. La mayoría de las sociedades desarrolladas disponen de algunos mecanismos legales para frenarlo, aunque generalmente no son suficientes ni eficaces. No solo se trata de sancionar a quienes les infligen daño, sino también de incidir en la prevención, y la mejor forma de conseguirlo es educar desde la infancia en el respeto hacia las otras especies (Arluke, 2006).
Otro aspecto preocupante del que se ocupa la antrozoología es el abandono de animales de compañía, un fenómeno transversal a nivel mundial. A pesar de la tendencia al alza de la adopción en este siglo XXI, nunca se los llega a reubicar a todos los animales abandonados en nuevas familias de acogida. Los refugios de gatos y perros intentan ofrecerles las mejores condiciones, pero el entorno más adecuado para su bienestar es una familia. La causa principal del abandono son las camadas no deseadas, y es por esta razón por lo que se propone la esterilización masiva de perros y gatos domésticos. El abandono es un efecto de la falta de concienciación sobre la tenencia responsable —o más bien “convivencia responsable”— de animales de compañía; a menudo incorporamos alguno a la familia sin tener en cuenta el compromiso que implica a largo plazo. Por ello hay que llevar a cabo unas adecuadas acciones educativas, a fin de que la población actúe de forma responsable en este ámbito (Fatjó et al, 2015).

Fuente de capital social

La presencia de animales de compañía en nuestro entorno ha demostrado ser una fuente de capital social, entendiéndolo como el factor que permite que las personas se mantengan vinculadas a su comunidad de forma beneficiosa y positiva y con una actitud prosocial. Una ciudad con unos altos niveles de capital social tiene ciudadanos cívicos y que colaboran entre sí. Mediante diferentes estudios se ha comprobado que en los barrios con más densidad de animales de compañía se registran índices de criminalidad inferiores y mejores indicadores de salud de las personas. Así, los animales de compañía fomentan la interacción social y aportan ciertas ventajas, pese a que también generan algunos conflictos. Por este motivo se requieren normativas que regulen y favorezcan la circulación y el cuidado de los animales de compañía, ya que la tenencia o convivencia responsable favorece este capital social y evita los conflictos de convivencia (Arkow, 2013).
Además, multitud de estudios recientes han puesto de manifiesto que en la mayoría de los países occidentales los tutores de perros y gatos mantienen un vínculo emocional con los animales, e incluso los consideran un miembro más de la familia. Esta vinculación parece ser un fenómeno universal y común a diferentes culturas (Podberscek et al., 2005). Y la convivencia entre personas y otros animales ha demostrado también tener muchos efectos positivos.
Los efectos positivos de compartir la vida con animales de compañía se dividen en dos tipos: físicos y psicosociales. En el ámbito físico, el contacto con un animal de compañía reduce la presión arterial, por ejemplo. En el área de los beneficios psicosociales la ciencia muestra que los animales son catalizadores sociales, es decir, que nos ayudan a socializarnos y establecer vínculos con las otras personas. El hecho de que el animal forme parte de nuestra red social contribuye a permitirnos superar las condiciones generadoras de estrés. El contacto con animales reduce los miedos, los síntomas de depresión y los niveles de agresividad, y también propicia la comunicación, los estados de humor positivos, las actuaciones prosociales y la atención positiva para con otras personas (Robinson, 2013). El papel de la antrozoología en este aspecto consiste en investigar cómo la convivencia con otros animales nos aporta beneficios, para poder optimizarlos al máximo.
Así, la antrozoología puede ser una disciplina sumamente útil para lograr una convivencia respetuosa y beneficiosa entre humanos y animales de compañía.

Referencias

Arkow, P. (2013). The impact of companion animals on social capital and community violence: Setting research, policy and program agendas. J. Soc. & Soc. Welfare, 40, 33.
Arluke, A. (2006). Just a dog: Understanding animal cruelty and ourselves. Temple University Press.
Fatjó, J., Bowen, J., García, E., Calvo, P., Rueda, S., Amblás, S., & Lalanza, J. F. (2015). Epidemiology of dog and cat abandonment in Spain (2008–2013). Animals, 5(2), 426-441.
Nadal, Z., Ferrari, M., Lora, J., Revollo, A., Nicolas, F., Astegiano, S., & Díaz Videla, M. (2020) Noah’s syndrome: Systematic review of animal hoarding disorder. Human-Animal Interaction Bulletin, 10(1), 1-21.
Podberscek, A. L., Paul, E. S., & Serpell, J. A. (Eds.). (2005). Companion animals and us: Exploring the relationships between people and pets. Cambridge University Press
Robinson, I. (Ed.). (2013). The Waltham book of human-animal interaction: Benefits and responsibilities of pet ownership. Elsevier.